Hay una historia detrás de los lirios originarios que hacen de base al cuadro, de hace 300 años, de los cuentos de Ise, capítulo 9: un cortesano japonés en el exilio que en su viaje se detiene junto a un estanque lleno de lirios en flor y compone un poema donde expresa su añoranza a su mujer que tuvo que dejar en la capital.
Los lirios entran en el cuadro como un grupo de violines, atacando sobre el marco, insistiendo hasta que lo cruzan y llegan a Velléda. Velléda, por su parte, pertenece a un conjunto de cerámicas que en su contexto supuso un salto de espaldas al orden clásico de su época; dentro de lo clásico, las texturas y sombras en el relieve fueron novedosas; es una idea que de alguna manera se extiende por el marco, y alcanza a los lirios. He querido establecer un diálogo entre los elementos, una convivencia muy poética, teñir a Velléda del carácter evocador de los lirios, pintar una evolución de los lirios al poema.
Velléda y lirios en flor. Acrílico sobre lienzo, 115 x 121 cm. 2015-2016