«Cada momento que dedico a mi arte es un buen momento, un momento en que no estoy perdiendo mi vida.» Julian Schnabel
Un discurso más allá de la intuición
Cuando pienso en mis cuadros y en la relación que hay entre ellos, tengo la sensación de que mis inquietudes, mis intervenciones, se mueven en ángulos rectos a mis razonamientos, y se apoyan en estos para desarrollar un discurso más allá de la intuición. Hay elementos que se repiten, temáticas formales, simbólicas, elementos de lenguaje propio necesarios a la hora de tejer el discurso.
Mi pintura es una exploración de lo universal y lo atemporal, de diferentes aspectos y elementos simbólicos en los ámbitos de la cultura y lo colectivo, que me permite acercarme a una realidad trascendente e incorporar nuevos principios de realidad. El punto de partida por tanto no es personal, ni las temáticas, ni hay rasgos fortuitos de estilo; sitúo todo en un terreno colectivo, ancestral, atemporal y lo hago evolucionar hacia una entidad propia.
Encontrar el estilo
Francis Bacon definió el estilo como la conexión entre el sistema nervioso del artista y la propia obra. Mi estilo apareció cuando abandoné su búsqueda, en un periodo en que no pintaba, y empezó a definirse a medida que mi criterio y yo mismo fuimos madurando haciendo otras cosas.
Tardé algo de tiempo en hallar mi estilo. Cuando era más joven trabajé en diferentes estilos, era como si cada día me levantara con un plan diferente de cómo tenía que hacer las cosas. Supongo que le pasa a mucha gente, sabes o piensas que quieres ser un artista pero en realidad no tienes nada que decir o aún es demasiado pronto. Y así pasaron varios años, contagiándome de una especie de diversión aburrida, de algo que está en el aire, algo excesivamente social en aquello que hacemos y que al final vuelve todo parecido, anecdótico y previsible, como si la vida fuera un renglón donde todos tenemos que escribir lo mismo con diferente letra, como si tuviéramos que encontrar lo mismo en aquello que nos diferencia, como si el estilo fuera una opción. A salvo de algunas trabas y guiado por esta definición aprendí que el estilo no se elige, y en relación a la autenticidad, encontré mi estilo, mi camino y finalmente mi discurso.
La dinámica adecuada
El enfoque técnico responde a dotar a la obra de cierta entidad propia, algo que se pueda percibir de manera automática, sin amaneramientos, evitando caer en las trampas de la pintura académica. Necesito que la piedra sea piedra, y la piel sea piel, no puede ser una aspiración ni llegar a ello por asociaciones o metáforas. Esa rotundidad forma parte de mi plan, así como prestar la misma atención al conjunto que a los pequeños detalles, porque son sustanciales y definitorios en un contexto ontológico.
La técnica está presente, pero es simple técnica, se hace. Lo complicado de mi trabajo es encontrar la dinámica adecuada.